Farmacia El Pilar

La nueva soledad en el distanciamiento social

Según los expertos el distanciamiento social se extenderá al menos durante dos años, o mínimo hasta que se descubra un tratamiento o vacuna eficaz y probada para hacer frente al coronavirus. Esto llevará aparejado que tengamos que seguir usando mascarilla en la mayoría de espacios públicos y manteniendo la distancia de seguridad, entre otras medidas para evitar los contagios.

Es fácil deducir que aunque estos cambios a adoptar ayudarán a mitigar el riesgo de transmisión, por otro lado pueden provocar que algunas personas vayan aislándose por miedo o simplemente por la incomodidad o el estrés que les supone adoptar estas nuevas medidas. Ante este panorama debemos plantearnos dónde están los límites para no caer en dicho aislamiento social, que tarde o temprano seguramente nos acabaría pasando factura a nivel psicológico. O dicho de otra manera, aludiendo al viejo tópico: «quien tiene un amigo tiene un tesoro», y hoy más que nunca debemos valorarlos y cuidarlos.

Por otro lado, a poco que seamos mínimamente observadores veremos que los diálogos espontáneos que a veces surgían entre extraños que coincidían, por ejemplo, cuando iban a comprar el pan, en la sala de espera del médico, entre vecinos que se encontraban casualmente en el portal, etcétera, cada vez son más infrecuentes por el miedo a infectarnos o el temor a que la otra persona reaccione de manera esquiva o molesta.

Es un hecho que tendremos que esforzarnos en conseguir nuevas formas de comunicación entre nosotros para expresarnos, guardando siempre las medidas de distanciamiento necesarias. De modo que la solución no puede pasar por ser menos sociables o por aislarnos. Debemos seguir en la dinámica de compartir momentos y risas con nuestros amigos, y gestos que transmitan el amor que sentimos por nuestros familiares. Esos besos y abrazos que tanto nos gustan son difícilmente sustituibles, pero siempre podemos echar mano de nuestra imaginación para demostrar ese cariño de forma diferente, sin dejar de comunicarle a la otra persona el calor de nuestros sentimientos.

Ellos entenderán que la realidad que se impone ahora, por mucho  ganas que tengamos de «achucharlos«, es la de cuidar las distancias, sobre todo con nuestros mayores, precisamente por ese cariño que les profesamos.

A todo esto se suma también el modelo de teletrabajo cada vez más adoptado por las empresas a raíz de la pandemia, que puede contribuir a llevarnos aún más al aislamiento social, ya que dejamos de compartir momentos con los compañeros qué algunos podrían echar en falta, sobre todo si gozaban de la suerte de tener un buen ambiente laboral y complicidad con el resto de trabajadores. En muchas ocasiones los compañeros de trabajo han llegado a convertirse en verdaderos amigos. Lo aconsejable en estos casos es que te animes a tener reuniones amistosas fuera del ámbito laboral para no perder los lazos de amistad, eso sí, manteniendo siempre las medidas higiénicas aconsejadas que garanticen la protección común. Y es que los beneficios y el impacto positivo sobre nuestra salud mental de relacionarse socialmente son muchos, por lo que debemos esforzarnos en buscar alternativas para relacionarnos con seguridad y no perder el contacto con esas amistades que tanto nos aportan elevando nuestro grado de felicidad y optimismo, algo de suma importancia para mantener alejado de nosotros la sombra de la soledad y la amenaza de la depresión.

En resumen, ante la nueva realidad que estamos viviendo y que parece será para largo, bueno será no perder de vista esa máxima de Aristóteles qué decía: «en el término medio está la virtud», de modo que habremos de cuidarnos de caer, por un extremo, en un exceso de celo que nos lleve al aislamiento, y por otro lado prevenirnos de demasiado entusiasmo social que nos haga olvidarnos de las precauciones mínimas indispensables.