Farmacia El Pilar

Una década para mejorar la salud de los mayores

Según datos de la OMS en el mundo hay ya más de 1.000 millones de personas que tienen 60 años o más y se calcula que para el año 2030 esa cifra habrá subido a 1400 millones, lo que significa que en ese momento una de cada seis personas en el mundo estará en ese rango de edad.

Esta es una de las razones que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a elaborar una estrategia de acción para desarrollar en diez años, donde las personas mayores serán el eje central. A través de la campaña «Década de Envejecimiento Saludable 2020-2030»  la OMS planea aunar  los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado con el objetivo de reivindicar la posibilidad de envejecer en las mejores condiciones posibles dentro de un contexto en que el aumento de la esperanza de vida se mantiene permanentemente al alza, desde hace más de un siglo. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de vida con buena salud y en un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas.

Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Sin embargo la OMS aclara que esos cambios no son lineales ni uniformes, y que su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa.

Si bien algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se deben a la genética, los factores que más influyen tienen que ver con el entorno físico y social. En este sentido la disponibilidad de entornos propicios como edificios y transportes públicos seguros y accesibles, así como de lugares por los que sea fácil transitar, facilitan que las personas puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la pérdida de facultades. Además, otra forma de caminar hacia un envejecimiento saludable pasa por mantener hábitos sanos a lo largo de la vida, en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y abstenerse de consumir tabaco. Estas medidas que están al alcance de nuestra mano van a contribuir a reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, además de mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados.

 


Más información:

www.who.int

www.who.int