¿Por qué el otoño nos hace crujir las articulaciones?

No sé si lo has notado, pero con la llegada del otoño, parece que nuestras articulaciones empiezan a “quejarse” un poco más de lo habitual, de repente, esos dedos que no nos daban problemas en otra época del año ahora duelen al abrir la puerta y también las rodillas suenan como si fueran de madera vieja al subir las escaleras. Pero, ¿por qué pasa esto?

La respuesta no es tan sencilla, pero existen varias teorías interesantes:

Uno de los factores es el cambio en la temperatura y humedad, como ya sabemos en otoño, el frío empieza a colarse en el ambiente, este descenso en la temperatura hace que nuestros músculos se tensen más de lo habitual por lo que afecta a las articulaciones. Además, la baja temperatura puede hacer que el líquido sinovial (el que “lubrica” nuestras articulaciones) se vuelva un poco más denso teniendo como efecto que las articulaciones no se muevan tan fluidamente.

Otra teoría tiene que ver con la presión atmosférica. Cuando cambia la presión, para ser que el líquido en las articulaciones también reacciona, lo que puede hacer que nos sintamos más rígidos o incluso inflamados, esto es muy común en personas que tienen artritis o problemas articulares crónicos, el cambio de clima parece “activar” el dolor, aunque no necesariamente sea grave. Es como si nuestros huesos fueran “barómetros” naturales que notan cualquier cambio en el ambiente.

¿Qué podemos hacer? Aunque no hay una fórmula mágica para resolverlo, hay algunos trucos para combatir el dolor y la rigidez otoñal, como por ejemplo, usar ropa adecuada para no pasar frío, hacer calentamientos antes de ejercitarte, moverte un poco más (porque la inactividad empeora la rigidez) y, si es necesario, aplicar calor en las zonas que molestan.

Así que ya sabes, si este otoño tus articulaciones parecen querer hablar, ¡escúchalas! Puede ser una señal de que necesitan un poco más de cariño y cuidado en esta temporada.

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